Últimamente, somos testigos de la aparación de grietas de diversos tamaños, en algunas de nuestras casas o en las del vecindario. Es por lo que, tras tocar temas urbanísticos y de valoraciones inmobiliarias, he decidido que era necesario abordar este tema propio de edificación.
Las grietas, constituyen casi el único síntoma externo del que disponemos los peritos para sacar conclusiones reales acerca del estado y comportamiento de los edificios y su estructura. Por eso es importante su correcto diagnóstico y conocer su origen y evolución. Una grieta, no quiere decir ni ruina ni falta de utilidad de un edificio, pero en cambio si puede avisar del desplome a corto plazo del mismo.
En el proceso de deterioro de los materiales de los que están hechas las casas, influyen desde factores que reducen la vida útil del propio material,(como puede ser la elaboración de un mal proyecto por parte del arquitecto, la fabricación defectuosa del material o la inadecuada construcción); hasta los factores que causan fallos y lesiones directamente.
Entre estas causas directas o inmediatas de los fallos y deterioros de los materiales, distinguiremos entre las que radican en el uso del edificio, y las que residen en el entorno del mismo.
Así, podemos citar entre los motivos que podrían dar lugar al deterioro de nuestra casa directamente por uso:
Por lo que respecta a los elementos del entorno del edificio que pueden generar desperfectos en los mismos, encontramos los siguientes:
Como vemos el deterioro de una casa tiene un origen muy diverso, y además no es común que las causas sean individuales y perfectamente identificables, por lo que no será fácil que sea causa única el origen del proceso, estando implicado por regla general varios factores de los comentados.
Por todo lo comentado, y por supuesto, sin haber analizado en profundidad cada uno de los desperfectos con los que me encontrado por la calle, un caso frecuente que he observado son las grienas derivadas de los asientos generalizados de cimentaciones.
Una “enfermedad” ésta muy común de nuestras casas, debida fundamentalmente al tipo de construcción y cimentación utilizado (a base de muros de carga sobre zapatas corridas, por lo general pobre y escasa), a las características del suelo sobre las que se asienta el pueblo (suelo aluvial constituido por arcillas), a las condiciones climatológicas de los últimos años (régimen de lluvias escaso) o en su caso, por la plantación de árboles próximos a la vivienda que alteran la configuración de las capas del suelo con sus raíces (variando así su densidad y cantidad de agua).
En definitiva, cuando el suelo arcilloso como el que tenemos bajo nuestro pies, sufre cambios en la cantidad de agua que contiene habitualmente, el firme se asienta o levanta, según sea el caso, y en consecuencia es bastante probable que en las casas realizadas a base de muros sobre cimentaciones corridas, afloren grietas de diversos tamaños, como las que vemos en alguna de nuestras casas o en las del vecindario.
José Antonio Ramos,
arquitecto
artículo extraído de la publicación trimestral ACM Guadiana